martes, 1 de enero de 2008

Detectando Stress y Enfermedades en los Reptiles

Muchos factores intervienen en la salud de un reptil. Internamente deben estar sanos, con sus sistemas funcionando adecuadamente. Aunque nunca estarán completamente desparasitados, su sistema inmunológico debe ser capaz de controlar las colonias de bacterias, parásitos y gérmenes para que no se reproduzcan en exceso y comiencen a afectar el funcionamiento normal del organismo.

La piel de un animal saludable tiene buen aspecto correspondiendo a cada especie. Para la mayoría de los reptiles, esto significa que se vean "rellenos", sin demasiados pliegues en la piel que puedan evidenciar una deshidratación. La coloración debe ser completa y brillante. Un animal sano se comporta normalmente acorde a su especie, atento a su alrededor, termorregulando durante el día, se alimenta, bebe agua y defeca regularmente (según el ciclo de cada individuo).

La muda de piel es regular. Ocurre aproximadamente cada 4 a 6 semanas, y más frecuentemente en animales en etapa de crecimiento. Además, durante el año existen períodos: en el de mayor crecimiento (primavera-verano) el animal mudará su piel más veces que en el de menor crecimiento (otoño-invierno).
Pero, ¿qué es lo que hace a una reptil sano? No basta con comprar un animal que se vea saludable. Los factores más importantes que hay que tener en cuenta son:

El terrario debe tener la medida y orientación necesarias para cada especie y estar ambientado adecuadamente (altura vertical para animales arborícolas, espacio suficiente para permitir un rango variable de temperatura, ubicación con respecto al lugar donde se encuentra y a otros terrarios).

Humedad suficiente.

Proveer agua del modo que cada animal pueda recurrir a ella (bañeras para animales semiacuáticos o bebederos)

Calefacción adecuada y gradualidad térmica (esto significa que el terrario cuente con espacios con mayor y menor temperatura).

Iluminación adecuada (tubos UVA/B si son requeridos, ciclos de día/noche regulares)

Comida saludable, adecuada para cada especie y suministrada en forma particular (en cuanto a tamaño y cantidad) para cada individuo.

Limpieza regular de residuos de alimento y heces (día por medio) y del terrario en su totalidad (cada una o dos semanas).

Control regular del terrario para asegurar el correcto mantenimiento (día por medio).

Control de cada animal para detectar cambios de conducta o aspecto que puedan evidenciar stress o enfermedad.

Desparasitación dos veces al año.

Acceso, en caso de necesidad, a un veterinario especializado en reptiles.

La lista anterior puede ser de gran ayuda. pero es indispensable conocer los requerimientos de cada especie en particular para asegurarse de darle al animal todo lo que necesita. También hay que dedicar el tiempo suficiente para conocer el comportamiento de los animales y poder detectar cualquier cambio antes de que sea demasiado tarde.
Incluso las cosas más pequeñas pueden derivar en grandes problemas. El stress puede producirse repentinamente cuando se efectúan mudanzas o cambios bruscos de terrario, la energía se corta repentinamente por períodos prolongados dejando al animal sin fuentes de calor ni luz, un nuevo compañero de terrario es introducido, otros animales como perro o gatos merodean el terrario, un episodio de manoseo exagerado por mucha gente, etc. En cambio puede darse lenta y gradualmente si el animal no puede beber porque el bebedero le es inaccesible, la comida no le es dada en el tamaño adecuado, hay demasiados insectos en el terrario que molestan al animal, no existe un ciclo día-noche de temperatura y luz establecido y regular, la temperatura dentro del terrario no varía según el lugar, temperaturas muy elevadas o muy bajas, escondites inadecuados o insuficientes, animales dominantes en el terrario, etc.

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