El piojo rojo es un parásito, y como tal se alimenta de la sangre de mamíferos y animales vertebrados de mayor tamaño que él. Su tamaño puede ser inferior a un milímetro y es de un color rojizo. Se esconde por los rincones más insospechados de la jaula y es de hábitos nocturnos, lo que quiere decir que sale de su escondite únicamente durante la noche para alimentarse.
Esto último hace que el piojo rojo sea difícil de detectar o que cuando lo hayamos hecho se haya convertido en una auténtica plaga. Sus primeras víctimas suelen ser los canarios más débiles o incluso las pequeñas crías que se encuentran en el nidal, cuando estamos en época de cría.
Uno de los síntomas que puede presentar un canario atacado por el piojo rojo, es la palidez de su piel, ya que poco a poco se le va agotando la sangre que sirve de alimento al parásito. También puede ser un síntoma la inquietud del canario durante sus horas de sueño, rascándose repetidamente por distintas partes de su cuerpo.
Si hemos descuidado la higiene y el mantenimiento de las jaulas, deberemos tomar medidas para comprobar que no existan estos parásitos. Una de las formas de averiguarlo es por la noche; con una linterna nos acercaremos a las jaulas y las inspeccionaremos detenidamente, para comprobar si hay movimientos en el canario o expediciones de los piojos en busca de alimento. También podemos comprobarlo de la siguiente manera: cuando cae la noche procederemos a tapar la jaula del canario con un trapo blanco y limpio; si a la mañana siguiente observamos pequeñas manchas o incluso los mismos parásitos pegados al trapo, no habrá ninguna duda de que la amenaza está presente.
lunes, 21 de enero de 2008
El piojo rojo y los canarios
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