Hay dolencias como las heridas, que resultan muy fáciles de localizar y tratar, pero existen otras que son de carácter interno y por lo tanto es mucho más difícil llegar a saber de su existencia.
A continuación le señalamos una serie de elementos que le ayudarán a diferenciar entre un caballo sano y otro que presenta alguna enfermedad.
Caballo sano
Ojos limpios y brillantes.
Capa brillante, sin caída de pelo.
A la hora de comer lo hará bien, mascando con facilidad.
Orina casi transparente o de color amarillo pálido.
Sus extremidades y cascos deberán estar fríos, sin ningún tipo de inflamaciones.
Al andar, repartirá el peso uniformemente entre sus cuatro extremidades (sin embargo, tenga en cuenta que el cambio constante del peso de una extremidad a otra, sobre todo en las delanteras, no es un buen síntoma)
Su temperatura correcta se sitúa alrededor de los 38ºC.
Su pulso, en reposo, oscilará entre las 36 y 42 pulsaciones por minuto.
Su respiración, también en reposo, variará entre las 8 y las 12 inspiraciones por minuto, debiendo hacerse con suavidad y sin esfuerzo.
Caballo enfermo
El aspecto general de un caballo enfermo es de abatimiento y tristeza.
Las orejas estarán caídas hacia atrás, la cabeza baja y los ojos se mostrarán inexpresivos y apagados (incluso en ocasiones le llorarán).
Su pelo habrá perdido el aspecto brillante y se mostrará opaco.
En caso de que observemos que se echa sin un motivo claro, debemos tener en cuenta que es un síntoma de enfermedad.
Si observamos que escarba, que suda mucho y que se muestra inquieto, lo haremos ver por un veterinario, puesto que todos ellos son síntomas de un cólico.
Para determinar la existencia de una contusión, palparemos la zona, ésta existirá si observamos calor (en ocasiones vendrá acompañada de una clara inflamación).
Aunque las cojeras pueden resultar evidentes, en ocasiones resulta difícil concluir en qué extremidades se encuentra la dolencia, para poder ponerle solución. Una forma de saberlo es la siguiente:
En primer lugar miraremos los cascos, tratando de ver si alguno está caliente o si existe alguna herida o piedra encajada.
Después palparemos toda la extremidad.
A continuación, haremos que el caballo trote, teniendo en cuenta lo siguiente: si la cojera se encuentra en los anteriores, bajará la cabeza al cargar el peso en la mano buena y la levantará al pisar con la mano que le produce dolor. En caso de que la cojera se encuentre en las extremidades posteriores, el corvejón y la cadera del pie afectado parecerán levantarse más al pisar.
Por supuesto, todo lo aquí comentado nos servirá como un primer acercamiento a un posible problema, en caso de que comprobemos que éste exista o de que simplemente observemos que el aspecto general del caballo empeora, lo más adecuado será ponernos en contacto con el veterinario, el único que podrá determinar la existencia de la enfermedad y el tratamiento más adecuado en cada caso.
martes, 29 de enero de 2008
Como detectar un caballo enfermo
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