Por más sano que se encuentre el gato, es preciso que periódicamente lo lleves al veterinario para que el profesional lo examine, lo vacune o atienda posibles trastornos.
Esta medida debe ser tomada incluso antes de llevar una mascota recién adquirida, y continuará a lo largo de toda su vida.
Lo primero que debe hacer un veterinario al atender por primera vez a nuestro gato es practicarle un reconocimiento exhaustivo que incluirá la boca y las encías, la aplicación de vacunas si el gato ya tiene ocho o nueve semanas y el palpado de todo el cuerpo.
Después, seguramente tendrás que responder a algunas preguntas respecto al comportamiento de la mascota. Un gato sano se mantiene alerta, atento a todo lo que pasa y se muestra seguro de sí mismo. Controlarlo periódicamente no requiere demasiado esfuerzo, pero hay que hacerlo siempre para detectar cualquier síntoma de enfermedad.
Síntomas para detectar enfermedades:
Si tu gato presenta alguno de estos trastornos, no dudes en consultar con el veterinario:
Problemas oculares: secreciones, inflamación del párpado, cambio de color de los ojos, sensibilidad anormal a la luz, tercer párpado visible, problemas de visión.
Trastornos auditivos: secreciones, cera marrón oscura en el oído, se rasca o se frota en exceso, mueve o ladea la cabeza, son signos claros de que la mascota puede presentar bultos o inconvenientes para oír.
Inconvenientes respiratorios: dificultad para respirar, estornudos constantes, tos, secreciones, fiebre.
Afecciones en la piel: se rasca continuamente, pierde mucho pelo, se limpia en exceso, presenta picaduras, zonas con calvicie, tiene pulgas u otros parásitos o hinchazones bajo la piel.
Problemas digestivos: vomita en forma continua, tiene diarrea, o estreñimiento persistente, pérdida del apetito, aparece sangre en heces.
Trastornos del sistema nervioso: tiene convulsiones o ataques, espasmos musculares y temblores, parálisis parcial o completa, andar inestable e irritación aguda de la piel.
Enfermedades cardiovasculares: sufre colapsos o desmayos, tiene una coloración azulada en las encías, presenta dificultades respiratorias, no quiere hacer ejercicios ni moverse mucho.
Afecciones del aparato reproductivo: presenta sangre en los genitales, secreciones anormales, inflamación en las glándulas mamarias o en los testículos.
Parásitos internos: se diagnostica por medio de presencia de lombrices en las heces, diarrea persistente, granos en la zona del ano; se lame o se frota la parte trasera, tiene hinchazón abdominal y pierde peso.
Disfunciones del aparato urinario: puede aparecer sangre en la orina, incontinencia o exceso de orina, sed excesiva.
Problemas musculares u óseos: dificultades para caminar, cojera, inflamación de patas u otra parte del cuerpo, sensibilidad cuando se toca determinada zona, resistencia a caminar o saltar y andar inestable.
Trastornos de conducta: duerme demasiado, bebe más agua de lo normal, no quiere salir a la calle, no come, está agitado, aúlla, se esconde sistemáticamente.
lunes, 21 de enero de 2008
Gatitos con Problemas de Salud
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