lunes, 21 de enero de 2008

Gatitos con Problemas de Salud

Por más sano que se encuentre el gato, es preciso que periódicamente lo lleves al veterinario para que el profesional lo examine, lo vacune o atienda posibles trastornos.

Esta medida debe ser tomada incluso antes de llevar una mascota recién adquirida, y continuará a lo largo de toda su vida.

Lo primero que debe hacer un veterinario al atender por primera vez a nuestro gato es practicarle un reconocimiento exhaustivo que incluirá la boca y las encías, la aplicación de vacunas si el gato ya tiene ocho o nueve semanas y el palpado de todo el cuerpo.

Después, seguramente tendrás que responder a algunas preguntas respecto al comportamiento de la mascota. Un gato sano se mantiene alerta, atento a todo lo que pasa y se muestra seguro de sí mismo. Controlarlo periódicamente no requiere demasiado esfuerzo, pero hay que hacerlo siempre para detectar cualquier síntoma de enfermedad.

Síntomas para detectar enfermedades:

Si tu gato presenta alguno de estos trastornos, no dudes en consultar con el veterinario:

Problemas oculares: secreciones, inflamación del párpado, cambio de color de los ojos, sensibilidad anormal a la luz, tercer párpado visible, problemas de visión.


Trastornos auditivos: secreciones, cera marrón oscura en el oído, se rasca o se frota en exceso, mueve o ladea la cabeza, son signos claros de que la mascota puede presentar bultos o inconvenientes para oír.


Inconvenientes respiratorios: dificultad para respirar, estornudos constantes, tos, secreciones, fiebre.


Afecciones en la piel: se rasca continuamente, pierde mucho pelo, se limpia en exceso, presenta picaduras, zonas con calvicie, tiene pulgas u otros parásitos o hinchazones bajo la piel.


Problemas digestivos: vomita en forma continua, tiene diarrea, o estreñimiento persistente, pérdida del apetito, aparece sangre en heces.


Trastornos del sistema nervioso: tiene convulsiones o ataques, espasmos musculares y temblores, parálisis parcial o completa, andar inestable e irritación aguda de la piel.


Enfermedades cardiovasculares: sufre colapsos o desmayos, tiene una coloración azulada en las encías, presenta dificultades respiratorias, no quiere hacer ejercicios ni moverse mucho.


Afecciones del aparato reproductivo: presenta sangre en los genitales, secreciones anormales, inflamación en las glándulas mamarias o en los testículos.


Parásitos internos: se diagnostica por medio de presencia de lombrices en las heces, diarrea persistente, granos en la zona del ano; se lame o se frota la parte trasera, tiene hinchazón abdominal y pierde peso.


Disfunciones del aparato urinario: puede aparecer sangre en la orina, incontinencia o exceso de orina, sed excesiva.


Problemas musculares u óseos: dificultades para caminar, cojera, inflamación de patas u otra parte del cuerpo, sensibilidad cuando se toca determinada zona, resistencia a caminar o saltar y andar inestable.


Trastornos de conducta: duerme demasiado, bebe más agua de lo normal, no quiere salir a la calle, no come, está agitado, aúlla, se esconde sistemáticamente.

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