lunes, 17 de diciembre de 2007

Viajar con un gato

Un gato es algo totalmente distinto a un perro, mientras que éstos se vuelven locos por salir a la calle y son capaces hasta de traernos la correa, quedarse parados en dos patas y mirarnos desesperadamente, los gatos que están acostumbrados a su propio lugar, son terribles a la hora de salir.

A menos que los acostumbremos desde chicos, es muy difícil sacarlos a no ser en cestas o bolsos especiales para tal efecto.

Si el viaje es muy largo, fíjate muy bien que el lugar dónde estará colocado sea ventilado, que no esté expuesto al sol y tenga siempre a mano agua fresca. No le des mucho de comer antes de salir y en caso de que esté muy nervioso dale un tranquilizante.

Si tu idea es llevarlo de vacaciones contigo, recuerda que tu gato puede tardar en reconocer el nuevo sitio como suyo. Es preferible algún lugar donde no pueda salir a la calle, mientras esté contigo no lo necesitará. Aún así es preferible colarles un collar de identificación con el que se le pueda reconocer fácilmente.

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