lunes, 17 de diciembre de 2007

Qué amarga es la vida de los gatos

Los gatos pueden tener siete vidas, pero cada una de ellas es muy amarga, según el informe de un grupo de científicos estadounidenses, que han encontrado que los felinos no son capaces, genéticamente, de notar el sabor dulce.

El informe, que aparece publicado en la revista por Internet "Public Library of Science Genetics", indica que toda la familia de los felinos, desde los tigres hasta los gatos domésticos, sufre una mutación genética que inutiliza los detectores del azúcar en sus papilas gustativas.

El hallazgo explica algo que cualquier propietario de un gato ha podido notar: que un minino es totalmente impasible a los sobornos con productos dulces, a no ser que contengan mantequilla o gelatina. Y en esos casos, la mascota responde a las grasas, no al azúcar.

Los científicos, encabezados por Joseph Brand, del Centro Monell para los Sentidos Químicos en Filadelfia, y Xia Li, de la Universidad Cornell de Nueva York, recogieron muestras del ácido desoxirribonucleico (DNA) de seis gatos propiedad de sus compañeros de trabajo y analizaron la secuencia en los dos genes que regulan el receptor dulce en las papilas gustativas.

Esos receptores están formados por dos proteínas diferentes que se combinan en la superficie de una célula, que envía una señal nerviosa al cerebro cuando detectan azúcar.

Los expertos encontraron que, en uno de esos genes gatunos, conocido como Tas1r2, "falta" una secuencia de 247 nucleótidos -las "letras" que forman los genes-, lo que impide que se forme una de las proteínas necesarias para completar el receptor.

La misma situación se da en felinos superiores, como el guepardo o el tigre, lo que apunta a que la mutación se produjo en un "antepasado" común a todos ellos en una etapa evolutiva anterior.

La mutación tiene sentido en unos animales que dependen completamente de la carne para alimentarse, a diferencia de los humanos y otros seres vivos, que necesitan también féculas y fruta en su nutrición y para los que, por lo tanto, detectar el sabor dulce es vital.

Según explicó Brand, "el receptor de azúcar no operativo proporciona una explicación molecular de por qué a los gatos no les apetece el dulce".

Lo que los científicos aún desconocen es qué se produjo primero, si los gatos se convirtieron en totalmente carnívoros por no poder paladear el azúcar o, como se sospechan, fue la conducta carnívora la que causó la mutación.

Brand, que es dueño de dos gatos, indica que no puede estar seguro de cómo el comportamiento de un felino puede verse afectado por la falta de "dulzura" en su vida.

Pero el científico bromea con que puede no ser una casualidad con que, a su parecer, las principales características de los gatos son "dormir mucho y ser ariscos".

Y es que, a lo mejor, no es verdad que los gatos tengan siete vidas. Es que, sin poder probar el azúcar, la que tienen se les hace eterna..

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