Como si fuera una obra de teatro de Hamlet, pero personificada en gatos, la pregunta principal, sería ¿castrar o no castrar?, esa es la pregunta..
Esta suele ser la disyuntiva de los dueños de los gatos, cuando se encuentran especialmente en el mes de agosto, ya que es aquí donde de la noche a la mañana son otros.
Estos felinos se revolucionan a tal punto que transforman el techo de la casa en ring para disputar a una hembra y se hace costumbre el levantar la cola y marcar territorio con su orina, tal como si fueran un aerosol.
Las misiones se vuelven fatídicas cuando se trata de calmarlos o de corretearlos para que no hagan nada, ya que la única solución para este problema es la castración.
Para Héctor Pastén, médico veterinario, no existe otro remedio. La reproducción de los gatos, así como la de todos los animales, está regulada por la luminosidad ambiental, y esta época es propicia para ello. Entonces, si lo castras, evitarás que salga a pelear por hembras o territorialidad y que anden en los techos cohabitando con murciélagos que pueden tener rabia", explica el especialista.
La veterinaria Marcela Valenzuela, del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Chile, explica que la castración es una operación sencilla que consiste en "extraer los testículos del animal y dejar sólo la piel que los protege, que se llama escroto", y el momento ideal para ello es "cuando el gato tiene unos seis meses".
Ya no les interesa el sexo porque ya no tienen testículos que reproduzcan testosterona. El único problema que pueden tener es que se vuelvan un poco más gordos ya que al no producir esta sustancia, los estrógenos circulantes quedan sin control y el gato empieza a acumular grasa.
Anímicamente, el gato ni se da cuenta, lo único es que nunca más volverá a experimentar una “relación sexual”. “Eso es un problema de los hombres, no de los animales”, finalizó Pastén.
lunes, 17 de diciembre de 2007
Castrar o no castrar al gato
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